domingo, 7 de julio de 2013

A MIS AMIGAS DE LA INFANCIA...

Sus nombres se inmortalizaron en las primeras hojas del libro de mi vida, como aquellas compañeras de aventuras, forjadoras de sueños y cómplices de travesuras… De sus manos aprendí el verdadero significado de la amistad, por cada momento que compartimos, por tantas expresiones mutuas de cariño y sobre todo pruebas de fidelidad.

Gracias a cada una de ustedes puedo decir, que ese fue el mejor de los capítulos que he vivido; porque siempre vieron más allá de mi apariencia, confiaron y creyeron en mí, me valoraron tal y como he sido. Imposible olvidar los juegos que teníamos, correr, saltar, patinar, bailar, bañarnos en la lluvia, soñar con el grupo musical de moda, disfrazarnos, celebrar los cumpleaños, visitarnos, salir a pasear, compartir cada día del año y hasta más.

No se pueden borrar de la memoria, tantas historias fantásticas y de terror, de risa y de dolor, que nos inventábamos, pero sobre todo, tantos sueños que construimos y nos contamos. En la enfermedad, en la alegría y el dolor, ahí estábamos; hicimos pactos de amistad, de no olvidarnos jamás aunque el tiempo y la distancia intentarán con sus garras separarnos.

                                           

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